Si alguien sufre una lesión personal, ya sea por accidentes automovilísticos, productos defectuosos, resbalones, caídas o negligencia médica, entre otras causas, es comprensible que se sienta ansioso porque habrá muchas cuestiones que resolver y detalles que atender.
La acción inmediata que probablemente tomen las personas lesionadas es buscar atención médica.
A veces, una lesión superficial se puede tratar y aliviar rápidamente, pero otras complicaciones de salud física más graves necesitan tratamiento médico continuo.
Otros problemas adicionales generados por los accidentes son:
- Las facturas médicas se acumulan rápidamente.
- Pérdida de tiempo de trabajo o empleo.
- Pérdida de ingresos o salario por no poder trabajar.
- Gastos imprevistos en caso de fallecimiento, como servicios funerarios.
- También deben pagarse los costosos daños a la propiedad de terceros.
- Demandas por diversos motivos a causa del accidente.
En Estados Unidos, la ley de lesiones personales favorece que las víctimas de accidentes debidos a la negligencia de otra persona puedan reclamar una indemnización.
Las reclamaciones suelen comenzar con las compañías de seguros. Pero es muy común que las aseguradoras discutan la naturaleza y gravedad de las lesiones. Suelen negarse a compensar los gastos.
A menudo, algunas personas intentan manejar estas reclamaciones de seguro por su cuenta y sólo consideran contratar a un abogado una vez que la demanda se complica.
Si sus lesiones son graves, debe consultar a un abogado lo antes posible para buscar asesoramiento antes de decidir presentar cualquier reclamo por su cuenta. La ley de lesiones personales varía según el estado y tiene plazos estrictos para presentar una demanda.
Razones por las que es mejor contar con la ayuda de un abogado:
– Un abogado puede tratar con compañías de seguros.
– Un abogado puede representarle ante la policía y los tribunales.
– Un abogado puede ayudar a establecer la culpa o la responsabilidad por el accidente.